El estudio Testamento y codicilos de Juan II de Aragón y última voluntad de Fernando I: política y artes, de Miguel Ángel Zalama y Jesús F. Pascual, acaba de ver la luz a través de una publicación editada por la Institución Fernando el Católico, de Zaragoza.
Diez años antes de fallecer, Juan II, rey de Aragón y Navarra, determinó hacer testamento. A la postre, con el añadido de codicilos, esta fue su última voluntad, que es una fuente inestimable para el conocimiento del soberano, pues no solo se dictan mandas, sino que se muestra una cierta reflexión sobre sus logros y las aspiraciones no alcanzadas. Esto permite conocer algunos aspectos del reinado de Juan II, personaje al que la Historia ha orillado al haber sido oscurecido por la grandeza de su hijo y heredero, Fernando el Católico.
Redactados en latín, estos documentos han permanecido inéditos hasta ahora. Desafortunadamente, no se acompañan de un inventario que permita conocer qué bienes poseía, aunque sí se declaran las pertenencias del rey que se utilizaron en sus exequias, por lo que, aunque sea de manera incompleta, podemos conocer cuál era su tesoro.
Si bien no son pocos los estudios que se han realizado sobre Juan II, llama la atención que su testamento haya pasado desapercibido, como tampoco se conocía la última voluntad de su padre, Fernando I, el iniciador de la dinastía Trastámara en Aragón.
Este libro, que incorpora la transcripción de los testamentos y codicilos de Fernando I y Juan II, se centra en los aspectos artísticos y ceremoniales de la corte aragonesa en el siglo XV, en un contexto cultural y político en el que el devenir de Castilla, en tanto que su origen y donde tenían grandes posesiones, siempre estuvo presente en las decisiones de estos monarcas.